Sobre mí

«Pasión» es el sentimiento que tengo por la cocina, y es lo que intento contagiar con cada plato que cocino. Todo empezó cuando era niña, dando vueltas a la crema bechamel que hacía mi abuela para hacer croquetas de jamón y gallina. Con cuchara de madera en mano y siempre con las ganas de chuperretear los restos de la cazuela al terminar.

Estudié Arquitectura técnica y te preguntarás… ¿Qué haces aquí?. Uno de los primeros dilemas de mi vida fue estudiar arquitectura o cocina, ¡ya sabes como terminó todo!.
Dejé de trabajar en la construcción cuando mi hijo tenía 7 meses y tras 18 años de dedicación, al mes siguiente creé este blog y estoy trazando una etapa más, al final en esta vida me está dando tiempo a experimentar las dos pasiones.

Casi todos tenemos muchas anécdotas en la cocina, así que te quiero contar una que guardo en mi mente. Mi primera tortilla de patatas, creo que tenía unos 12 ó 13 años, hice una tortilla para asustar a la familia entera de 12 huevos. Aquello tenía un pintón que no os imagináis, dorada, brillante y esponjosa. Cuando mi madre la vió, sonrió feliz porque empezaba a soñar en la de cenas que libraría con la niña prodigio. Pues bien, el desenlace aquí está, mi prima que estaba en casa fue la primera en comerla, pobrecita mía y ella decía que sabía muy rara. Después la probó mi madre y me preguntó si la patata estaba frita, mi cara de pócker diciendo “no” era un poema, semejante tortillón a la basura con la patata cruda.

Yo que soy muy cabezota me agarré a la cocina aún con más ganas, y aquello se convirtió para mi en un auténtico reto que aún no ha parado. Porque la cocina me resulta super emocionante y desde que salí de España aún más. El ansia por probar platos nuevos, sabores y después hacer fusiones me encanta. Está claro que la gastronomía traspasa fronteras y une personas.

Hoy por hoy me dejo la piel en la cocina para compartir recetas con todos vosotros, variadas y saludables. Un blog para que realmente cocinar sea sencillo y práctico, una ayuda en vuestro día a día. Te propongo que me acompañes en este maravilloso camino de encontrar la combinación perfecta de sabores que nos alimente el alma y el paladar. Estáis invitados, la mesa está puesta.